Octavos de final: Argentina – Suiza y Bélgica – Estados Unidos
ARGENTINA 1 – SUIZA 0
El primer encuentro de la jornada nos traía a una cuestionada Argentina frente a una irregular Suiza, capaz de lo mejor y lo peor. El partido comenzó con dominio argentino, pero con los helvéticos saliendo con peligro. Así a los cinco minutos, Inler tuvo la primera ocasión con un tiro lejano que salió alto. El partido fue bastante monótono en los primeros veinte minutos. Por la albiceleste, Di María y Messi intentaban cabalgadas en solitario contra los rivales, que no aportaron ningún beneficio. Mientras, los suizos trataban de combinar, pero acababan perdiendo el balón. Los arqueros eran meros espectadores.
Hasta el 27 no se vio la primera ocasión clara- Romero, que está haciendo un gran torneo, salvó los muebles en un tiro a bocajarro de Shaquiri. La ocasión pareció despertar a los americanos que forzaron la máquina y, al minuto siguiente, Lavezzi hacía estrenarse a Benaglio. En ese saque de esquina, la bola se paseaba por delante de la meta sin que nadie acertara a empujarla al fondo de las mallas. Parecía que la tregua se había acabado. De nuevo en el 39, Drnic se quedó solo ante Romero tras dudar «Chiquito» en la salida. Definió horrible, tratando de hacer una vaselina. Suiza había tenido las dos más claras del encuentro y las había marrado: mal asunto, muy mal asunto. Hasta el descanso poco más que señalar. Argentina decepcionando y aguardando que Messi metiera su ocasión y los calificara. Suiza, mientras tuviera fuerzas, dando la cara.
La segunda parte arrancó con un aviso argentino: un balón centrado al área pequeña donde Djorou se adelantó al delantero, y mandó el esférico a corner. Suiza no se amilanó y, tres minutos después, Shaquiri, de falta, ponía en apuros a Romero. Poco después, el delantero suizo robaba otra bola y, Drnic de nuevo, la mandaba a las nubes. Argentina estaba como un flan.
Hasta el 56 nada más que señalar. En ese momento, Benaglio se jugó el físico y de puños se anticipó al delantero argentino para salvar el gol. Poco después, de nuevo, Benaglio se tuvo que esforzar para salvar un centro chut de Rojo. Cuando el arquero ya iniciaba la salida pensando que iba a centrar. Suiza estaba tocada, y en el 61 Higuaín de cabeza, obligaba a volar de nuevo a Benaglio. Los suizos parecían quedarse sin fuerzas. Messi lo intentaba por primera vez pero su disparo rozaba el larguero.
Suiza optó por reforzar el medio campo para frenar a Argentina. El recién entrado Palacio, de cabeza, casi marca nada más entrar. En los últimos minutos, Argentina lo intentó con más corazón que cabeza. Eso favorecía a una extenuada Suiza, que pedía a gritos la prórroga, pero que tuvo la última del encuentro en un remate de Schar que salió desviado por poco. Nos íbamos al tiempo extra.
La prórroga comenzó con Argentina apretando y colgando balones a la olla. Benaglio las abortaba todas. Los suizos estaban metidos en su área, pero demostraban oficio para seguir vivos en el duelo. En los últimos minutos de la primera parte, Argentina también empezó a dar señas de cansancio. Suiza se creció un poco, y comenzó a tocar y llegar, quizás, era lo que los argentinos necesitaban y querían, para poder tener algo de espacios.
La primera parte terminó y en la segunda, los dos equipos estaban muertos. Todo parecía que habría que ir a penaltis, pero a falta de dos minutos, Messi logró hacer su primera galopada del encuentro, llegó al borde del área y allí cedió a Di María que de tiro raso y cruzado, superaba a un Benaglio. Quizás en esta ocasión, el portero suizo pudo haber hecho más. No quedaba tiempo, o eso parecía, porque Suiza tiró de épica y Dzemaili remató al palo en la última jugada en lo que hubiera sido el empate. Argentina está en cuartos, pero con muchas dudas y demostrando un pobre juego.
BÉLGICA 2 – ESTADOS UNIDOS 1
El último encuentro de octavos enfrentaba a la joven Bélgica contra los rocosos americanos. A los belgas se les había criticado. Por su poco fútbol a lo largo del torneo, y los diablos rojos, heridos en su orgullo, salieron en tromba. A los treinta segundos, el joven Origi, que le arrebató la titularidad a Lukaku se plantó ante Howard, pero el veterano meta del Everton la desvió a corner. Los yankees sufrían ya desde el minuto uno. Sin embargo, solo eran fuegos de artificio. Pronto los americanos tejieron su telaraña en medio campo y los belgas sufrieron para poder combinar con criterio y generar peligro. Esto propició que hasta el minuto veinte no volviésemos a ver otra oportunidad: un chut de Dempsey que detuvo Courtois.
Los americanos se crecieron, y eso es lo que quería Bélgica, interesado en jugar a la contra. En una de ellas De Bruyne pudo marcar, pero su disparo desde dentro del área se fue fuera. Hazard, apareció por fin, en el veinticinco y fue para asistir a Vertonghen que se internó por la línea de fondo y cuando le quiso pasar, la zaga estadounidense llegó para despejar. La respuesta yankee llegó en el 33 con un disparo lejano de Jones. El partido estaba igualado con dos equipos que se sentían mejor saliendo a la contra, que teniendo que crear. Hasta el descanso, alguna contra por cada equipo que creó cierto peligro, pero unas veces los arqueros y otras las defensas, solventaron la papeleta y el marcador no se movió.
En la segunda parte, Mertens avisó con un disparo que Howard mandó a córner. De nuevo los belgas salían avasallando, pero a ráfagas como en toda la primera mitad. Después más de lo mismo, mucho respeto y centrocampismo, el único que encontraba espacios era Vertonghen por la izquierda. Un centro suyo, se paseó por el área chica, sin que De Bruyne y Origi fueran capaces de empujar la bola. Estados Unidos estaba tocada, pero lograron frenar las ansias belgas. Los jugadores empezaban a estar cansados y eso hizo que el partido se rompiera un poco. Mertens en el 60 antes de ser sustituido, remató una gran jugada de Origi, pero su tiro salió desviado. Estados Unidos estaba más cansada y los belgas cada vez se atrevían a subir con más gente, Witsel que no se había prodigado en ataque, apareció en el 70 y su chut se fue por muy poco.
Klinsmann se dio cuenta de que tenía que cambiar algo y metió un delantero para retrasar a Dempsey, que se lo agradeció tocando mucho más la bola y obligando a actuar a Courtois. Bélgica no se amilanó y Howard demostró estar en estado de gracia. El partido era un pim, pam, pum de los belgas y, tarde o temprano, el balón debería entrar. Los minutos corrían, el asedio belga continuaba, pero Howard y su defensa resistían. La inexperiencia belga les podía hacer pagar caro su falta de gol. En los últimos cinco minutos el partido se rompió y las contras se sucedieron. Los diablos rojos estaban desesperados, porque no sabían como traspasar al meta yankee, que a ese paso se estaba ganando un monumento al lado de la Estatua de la Libertad. El partido terminaba y Estados Unidos resistía, tendríamos de nuevo tiempo extra, pero de puro milagro, porque en la última jugada del encuentro Wondolovsky solo desde el área pequeña, con todo a favor, la tiraba alta.
El tiempo extra comenzó con la entrada de Lukaku por un grandísimo Origi (pronto estará en un grande). Bélgica había fallado demasiado, y no podía fallar más. A la jugada siguiente, Lukaku se fue por fuerza, se adentró en el área y cedió a De Bruyne que se revolvió, amago el disparo, y de tiro cruzado, hacía justicia y lograba el primero de la noche. El gol rompió a los yankees, primero Vertonghen y después Lukaku perdonaron la sentencia. Las sensaciones eran de que el segundo llegaría pronto, pues, Lukaku estaba fresco y con su fortaleza física se estaba merendando a toda la zaga rival. Hazard también lo probó y como no el resultado fue similar, otra parada de Tim. Howard es bueno, pero no es Dios. A la cuadragésimo novena ocasión belga, por fin Lukaku se volvió a marchar por potencia y esta vez si fusiló a Howard, y a todo Estados Unidos. Game over.
La segunda parte de la prórroga solo tenía el interés de si los belgas tendrían compasión de unos rotos yankees, o querrían hacer pagar la osadía de Howard haciéndoles un saco de goles. Pues se ve que los belgas quisieron perdonarles, pero estos yankees tienen un orgullo enorme. A los dos minutos de la reanudación, el recién entrado Green, enganchó una volea ante Courtois y reducía distancias. El gol era más producto de la relajación belga, que del juego americano. Los jóvenes belgas se pusieron nerviosos, Jones un minutos después tuvo el empate, pero el tiro lamió el palo. Sorprendentemente íbamos a tener emoción. Una emoción que casi nos la quita Lukaku. En una contra se escapó de los centrales americanos, rompiéndolos por fuerza, habilidad y calidad, pero de nuevo, Howard se la volvía a tapar para desesperación de Romelu.
El encuentro enloqueció, Estados Unidos en una falta frontal, realizó una jugada de estrategia que pilló por sorpresa a los belgas, pero esta vez Courtois se convirtió en salvador y salvó milagrosamente. Los americanos iban con todo arriba, dejando a Lukaku casi solo para la contra. Los belgas eran incapaces de dar dos pases seguidos y mucho menos de asistir a Romelu. Los americanos habían recobrado fuerzas y los europeos eran un flan. Ahora Bélgica era la que estaba con los once dentro del área. La inexperiencia internacional se estaba notando en los diablos rojos, que pedían la hora desesperadamente en un encuentro que debían ir ganando, al menos, por cinco goles. De forma épica, los belgas aguantaron ante unos Estados Unidos que quedaban eliminados, pero con una casta y un orgullo inigualable. Felicitar a Bélgica que tiene un equipazo y a Estados Unidos, porque con la plantilla tan limitada que tienen, estuvieron vivos hasta el final.