Gran Premio de Mónaco, historia de la F1

F1 Mónaco 1Llega la cita anual con el Gran Premio de Mónaco de F1, la cita más esperada y espectacular de todo el calendario. Y es que Montecarlo representa la esencia de la F1: glamour, dinero, fama, riesgo; pero también tradición, leyenda y pasión por los coches y la velocidad. Entre sus laberínticas calles se ha escrito la historia de la F1. Ganar en Montecarlo te convierte en leyenda viva de este deporte, aquel que se ha enfrentado a las trampas del circuito y ha salido vencedor. Pero entre sus curvas también se esconde una amenaza, un riesgo invisible detrás de cada giro, que puede destrozar tus opciones de domar este circuito mítico.

Decía Ayrton Senna, único piloto que logró ganar 6 veces en este circuito, que jugártela entre las calles de Montecarlo era lo más cercano a una experiencia de alteración de conciencia. Pues, tras dar un par de vueltas al máximo de tus capacidades, llega un momento en el que no eres consciente de lo que estás haciendo, como si tu mente se quedase en blanco, mientras tu cuerpo sigue peleándose contra los muros, actuando como un autómata, sin poder despegar los ojos del siguiente metro de asfalto, de la siguiente curva, del siguiente reto.

 

Anthony Noghes fue el fundador del circuito, que se terminó de construir en el año 1920, pero no fue hasta 1929 cuando los coches comenzaron a rodar por sus calles. La edición 1933 de la carrera fue el primer Gran Premio de la historia del automovilismo en que la parrilla de salida se determinó según los tiempos de vuelta marcados en las sesiones de entrenamientos, en vez de por sorteo. El primer Gran Premio de Mónaco de F1 se celebró el 21 de mayo de 1950, año de creación del campeonato. El ganador fue Juan Manuel Fangio al mando de un Alfa Romeo. Aunque ausente en 1951,1953 y 1954, el Gran Premio ha sido fiel al calendario de la F1 desde entonces, siendo además la carrera más prestigiosa y espectacular de la temporada.

Vuelta «onboard» por el circuito urbano de Mónaco

F1 Mónaco mapLas luces rojas del semáforo se apagan y comienza el Gran Premio de Mónaco. La salida tiene una recta larga, dadas las dimensiones del circuito, pero ligeramente curvada. La distancia desde la línea de meta y Sainte Devote obliga a pasar de los 270 km/h (7ª) a unos 110 km/h (2ª). Esta curva toma su nombre de la pequeña capilla a la que se llega por la escapatoria del circuito. La curva de izquierdas es un verdadero tapón en el que muchos accidentes se producen porque los coches llegan paralelos cuando solo puede pasar uno. Es común ver choques en la primera vuelta, al igual que es habitual que alguno se la salte invadiendo el carril de salida de boxes.

Tras dejar atrás Sainte Devote, los coches se dirigen hacia la subida al Casino por Beau Rivage en la que es una de las imágenes más célebres de todo el Gran Premio. Muchos pilotos reconocen que esta parte es la más divertida, pero también de las más peligrosas porque la fuerza G te aplasta contra el asfalto y pierdes la referencia de entrada al siguiente viraje. La subida se empieza en los 110 km/h (2ª) hasta alcanzar los 270 km/h (7ª) antes de girar en Massenet. Esta curva tiene una entrada ciega y muy rápida (160 km/h – 4ª) que obliga a empezar a frenar de forma constante para dejar el Casino a mano derecha. La zona del Casino, la más alta del circuito, toma su nombre de la espléndida plaza y jardines que rodean la entrada al Gran Casino de Montecarlo. Se trata de un curva a derechas larga, ligeramente contraperaltada y muy bacheada por el interior, que se toma en torno a los 130 km/h (3ª) y soportando una fuerza G de 2,5 por unidad de gravedad.

A continuación, comienza la bajada al nivel del puerto atravesando la recta Mirabeau Haute (210 km/h – 5ª) hasta el primer ángulo cerrado a izquierdas. La bajada lleva a reducir a 80 km/h y engranar la 1ª marcha. Ahora la bajada se hace más acentuada hasta llegar a la famosa curva de Loews (también llamada del Grand Hotel). Aquí la velocidad se reduce a los 50 km/h (1ª) al pasar por el ángulo de horquilla. Es la curva más lenta de todo el mundial de F1.

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La tracción es fundamental para salir de Loews y seguir la bajada por Mirabeau Bas. La primera curva es a derechas y se toma en torno a los 80 km/h (1ª), dejando que el monoplaza se acelere con la inercia de la bajada. Llegas a Portier, de nuevo, una curva a derechas y en bajada. Los edificios quedan atrás y entre las gradas se puede ver el mar antes de atacar el vértice del giro. El piloto sufre ahora fuerzas G de 3 por unidad de gravedad a pesar de pasar por Portier a 80 km/h y en 2ª marcha. A estas alturas, el circuito se ensancha. Se acelera por el túnel hasta una velocidad máxima de 270 km/h (7ª) antes de la mayor frenada de todo el circuito. El paso por el túnel viene acompañado por un ruido ensordecedor debido al efecto tubo que hace el sonido en su interior. Es una zona donde solo existe una trazada porque el exterior está muy sucio y se pierde mucha adherencia. Otra dificultad radica en el cambio de luz tan brusco que hay del túnel al salir bajando hacia el puerto deportivo.

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La Nouvelle Chicane es el punto más claro de adelantamiento. Se trata de una chicane doble, la primera es a izquierda-derecha y la segunda a derecha-izquierda. Tiene una escapatoria paralela a la bajada que permite a los pilotos saltarse la chicane y seguir de frente sin sufrir daños en el coche. Se traza en primera marcha y en una velocidad aproximada de 80 km/h la primera y 65 km/h la segunda. En 1955, Alberto Ascari se salió en este punto de la pista y cayó con su monoplaza al mar. El piloto pudo salvarse gracias a la rápida intervención de los comisarios que llegaron poco antes de que el coche se hundiera con su piloto dentro.

 

Años más tarde, en 1967, se produjo la muerte de Lorenzo Bandini. El piloto italiano chocó contra las pajas en la chicane del puerto que impedían a los coches caer al mar, éstas se incendiaron y en contacto con la gasolina, el coche explotó. El piloto quedó atrapado y nada se pudo hacer para sacarlo a tiempo.

 

La parte que viene a continuación es de las más vistosas de todo el circuito. Los monoplazas vuelan literalmente por el puerto de Montecarlo, con el mar a escasos metros. Después de negociar la Nouvelle Chicane llegamos a una breve recta en la que los F1 suben a los 220 km/h (4ª) antes de reducir para atravesar el paso estrecho de Tabac. Esta es, en mi opinión, la curva de mayor riesgo de todo el circuito, debido a la velocidad del paso por curva (unos 160 km/h – 4ª) y a la proximidad del guardarraíl. Este es uno de los puntos donde se dice que los comisarios del circuito colocan cartones y palillos para ver que piloto se acerca más al muro sin rozarlo.

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Tras Tabac, está la recta anterior a Louis Chiron que se pasa en 4ª marcha a unos 190 km/h. En este punto del circuito se puede observar el edificio de la piscina en la distancia y la doble chicane que la rodea: primero, una curva a derechas, y la siguiente, hacia la izquierda. La zona de la Piscine obliga a reducir a 2ª marcha y no superar los 95 km/h aproximadamente. A continuación, un breve descanso en forma de recta antes de tomar otro de los más famosos virajes de este Gran Premio: La Rascasse.

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Rodeando el famoso restaurante del que toma nombre la curva, el viraje se produce en ligera subida. De gran dificultad, debido a la estrechez en este punto del circuito, es vital entrar correctamente al primer giro para tener opciones de completar el segundo. Aquí los coches reducen de los 190 km/h (4ª) hasta los 60 km/h (2ª) al tomar giro ciego a derechas. En la calificación de la temporada 2006, Michael Schumacher aparcó su Ferrari en medio de la curva entorpeciendo la vuelta rápida que venía haciendo Fernando Alonso. El piloto alemán fue sancionado por ello.

 

Prácticamente pegada a la Rascasse tras un breve espacio de aceleración está la última curva del circuitoAnthony Noghes. Una curva doble a derechas, pero que se toma como una, rozando los límites de la pista. La estrategia es salir lo más rápido posible (en torno a los 95 km/h) para acelerar a fondo por la línea de meta. En 1970, Jochen Rindt ganó la carrera cuando el piloto que llevaba delante se salió en este punto en la última vuelta. El final fue tan inesperado que hasta el director de carrera no bajó la bandera a cuadros cuando Rindt cruzó la línea de meta como vencedor.

 

Ayrton Senna es el auténtico rey de Mónaco con seis victorias. Una por detrás se quedó Michael Schumacher, al igual que Graham Hill. Con cuatro victorias se quedó el rival de Senna: Alain Prost. Precisamente de esta rivalidad surgió una de las mejores carreras en Mónaco: el Gran Premio de 1984. Senna, bajo el diluvio universal, venía remontando posiciones con su Toleman. En la vuelta 30, el piloto brasileño le venía recortando cuatro segundos por vuelta a Prost, que iba primero con un colchón de cinco segundos escasos. Prost comenzó a levantar los brazos pidiendo la suspensión de la prueba debido a la lluvia incesante. Los comisarios detuvieron la carrera en la vuelta 31, otorgando a los pilotos la mitad de los puntos. Senna se mostró en desacuerdo con la decisión y pasó a Prost en la línea de meta celebrando el final de la carrera como si fuera el vencedor.

 



Iván "Pireo"

Deportista, espectador y aficionado. Amante de cualquier competición y del deporte americano en particular. Resignado pero orgulloso seguidor de los Detroit Lions, Indiana Pacers, Seattle Mariners y Toronto Maple Leafs. Death Valley siempre será la casa de LSU y sus Fighting Tigers. Escribo en sportsmadeinusa.com. Editor y miembro del equipo de bloginterference.com

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