Mundial de Brasil – 14ª jornada
La fase de grupos llega a su resolución y vamos conociendo los cruces para la ronda de octavos de final. La jornada de ayer, aunque repleta de goles, brindó pocas sorpresas al espectador neutral. Argentina y Francia cumplieron sus respectivos trámites para asegurarse la primera plaza de grupo, por lo que la atención de la jornada se centraba en conocer qué selecciones se clasificarían tras ellos. A la vista de los resultados, cuyos encuentros analizaremos a continuación, es obvio que la tendencia americana sigue de plena actualidad en esta Copa del Mundo. A pesar de que Honduras y Ecuador se hayan quedado por el camino, el volumen de equipos del continente anfitrión es dominante. África, la gran esperanza futbolística mundial, sigue con el paso cambiado y ya suena a letanía ese tema tan manido de que dominarán el fútbol del futuro; un discurso tan repetitivo como decepcionante.
GRUPO F
NIGERIA 2 – ARGENTINA 3
Argentina es el reino absolutista de un rey sol llamado Lionel Messi. El cerebro, las piernas, incluso el corazón, del combinado albiceleste son las del número 10. Ahora bien, esto puede servir para la hinchada argentina, también para Sabella, pero la ventaja de contar con un jugador tan determinante es proporcional al riesgo de volcar todas tus opciones a la inspiración de solo un hombre. El partido jugado en el coqueto estadio Beira-Rio de Porto Alegre dejó respuestas a los miles de aficionados argentinos que colonizaron el sur de Brasil. Para empezar, el astro argentino está en el Mundial, sin necesidad de hacer partidos memorables ya lleva cuatro goles y ha participado en todas las victorias de su selección. Nada que ver con el jugador que deambuló por el Camp Nou después de su «milagrosa» recuperación en Rosario.
Nada se le puede reprochar al que diga que Argentina puede ganar este Mundial. Cierto es, que la parte del cuadro en la que ha quedado enclavada, parece una autopista recién asfaltada hasta las semifinales, pero ya sabemos que cada día es más difícil esto de jugar a los pronósticos, aunque te dejes llevar por la lógica. Sin embargo, alguien debería decirle al seleccionador argentino que la «messidependencia» no arregla las evidentes deficiencias de su defensa, ni la absoluta falta de fútbol en la medular, sin olvidar que el grupo G era un paseo por el parque al atardecer, y todo lo que no fuera un pleno argentino hubiese sido para hacérselo mirar.
Del partido, poca cosa que comentar. Nigeria intentó frenar las arremetidas del 10 lo mejor que pudo. Di María, en la primera de sus carreras alocadas, sirvió el primero de la tarde para Messi. La respuesta de Nigeria fue inmediata con un tiro certero de Musa a la base del palo. Fue un espejismo pasajero. Messi recuperó el balón y el dominio, de sus botas nació el segundo antes del descanso. Tras el descanso, la defensa argentina volvió a fallar una entrega y facilitó el segundo gol de Nigeria, de nuevo, Musa. El capitán argentino no bajó la cabeza, una vez más, con la confianza de ser el mejor sobre el campo, cargó con la responsabilidad del ataque. Rojo, tras jugada de Messi, hizo el tercero para los argentinos y cerrar el partido. La «Pulga» ha despertado. Comienza el verdadero Mundial para la albiceleste. Próxima parada: Suiza.
BOSNIA 3 – IRÁN 1
La histórica clasificación de Irán no se pudo concretar. A un paso se quedaron los discípulos de Queiroz de poner patas arriba las calles de Islamabad y entrar en la historia del Mundial. Pero Bosnia no estaba por la labor y entre Pjanic y Dzekoclas desbarataron las ilusiones de los asiáticos. Y es que en el momento de la verdad se ha visto de qué están hechas ambas selecciones. Irán se va como última de grupo y con tan solo un gol anotado, a pesar de la buena imagen que dieron ante Argentina. Bosnia, que poco se jugaba salvo el orgullo, logró la primera victoria para su joven país en una fase final. En definitiva, un partido entretenido, aunque falto de calidad el jugado en el Arena Fonte Nova de Salvador.
Los derrotados del encuentro se ciñeron al guión preestablecido. Irán cómoda, esperando atrás en busca del contraataque, y Bosnia asumiendo riesgos en busca del gol. El empate de Nigeria obligaba a Irán a anotar dos goles, lo que se antojaba imposible ante la incapacidad de generar peligro en la meta rival. Bosnia perdonó un par de ocasiones hasta que Dzeko encontró un hueco para arrancar y sorprender con un buen tiro pegado al palo. La estirada del portero iraní se puede calificar de «insuficiente». Nada más sacar de centro, Irán hilvanó la mejor jugada del partido y Masoud envió el balón al larguero. La mejor oportunidad que, de haber entrado, metería a Irán en el partido, pero poco a poco se hacía más evidente que tiraban la toalla. La apatía de los perdedores la aprovechó Bosnia para hacer el segundo (Pjanic). Curiosamente, con todo perdido, Irán se fue arriba sin nada que perder y recortó distancias con un buen gol de Nekounam. Pero la reacción duró lo poco que le llevó a Vrsajevic hacer el tercero. Bosnia e Irán se van del Mundial con la cabeza bien alta.
GRUPO E
HONDURAS 0 – SUIZA 3
Los europeos tenían la clasificación en su mano y la supieron aprovechar. Shaqiri fue el amo y señor del partido; tres goles y tarjeta de embarque para la siguiente fase. Los partidos jugados en Manaos siempre están condicionados por el tema climático y el estado físico, pero esta vez a los suizos las condiciones atmosféricas les favorecieron. La goleada que Francia le encajó a Suiza fue la verdadera losa de los helvéticos, que con el récord de goles en negativo solo podían esperar que Ecuador no pudiera derrotar a Francia. Por su parte, el partido no tuvo disputa. Los helvéticos amarraron el balón desde los primeros compases, gracias a la omnipresencia de Shaqiri, acompañado de Behrami y Drmic.
Honduras se va del Mundial lastrado por la deficiencias defensivas y una falta de personalidad que les permita imponerse en el terreno de juego, aún así, han demostrado calidad y algunos de sus jugadores darán el salto al fútbol europeo. Por su parte, qué decir de los vencedores aparte de resaltar su buen partido, apropiado para calentar motores por lo que se les viene encima, porque si quieren seguir dando guerra en Brasil tendrán que derrotar a Argentina, que quizás genere dudas en su juego, pero que cuenta con un Messi aparentemente renacido.
ECUADOR 0 – FRANCIA 0
Debería ser un insulto empatar un partido a cero en el campo de Maracaná. Francia, con los deberes hechos, planteó un partido para minimizar riesgos y esfuerzos. Con seis puntos y la clasificación en la mano, dejó al conjunto ecuatoriano que llevase el peso del partido. Los americanos, incapaces de meter un gol, acabaron el partido desquiciados y se van de Brasil con la sensación de haber podido hacer mucho más. Quizá el único equipo americano que haya decepcionado, aunque sea una opinión condicionada por la buena labor del resto de equipos del continente.
Ecuador, como la gran mayoría de equipos de este Mundial, se limitó a esperar y salir por velocidad. Francia no tuvo problemas en rebajar las opciones de sorpresa y controló el medio del campo, aunque sin crear las opciones necesarias para que el balón llegase a los atacantes franceses. Benzema estuvo perdido porque no tenía compañeros con quien combinar. Los minutos pasaban y Suiza goleaba a Honduras, con este resultado un gol de Ecuador los metía en octavos de final. Pero ni hubo zafarrancho de combate ecuatoriano, ni Francia se vio en demasiados apuros. En el minuto 50, Antonio Valencia se autoexpulsaba por una entrada fuerte y a destiempo. Un clavo más en el ataúd ecuatoriano.
En los instantes finales, la locura se desató y el partido se zafó del encorsetamiento propiciado por el conjunto galo. El seleccionador de Ecuador metía jugadores defensivos de refresco, mientras que sus pupilos aún conservaban la esperanza de anotar el gol de la clasificación. Deschamps buscó el pleno de victorias. Entraron Rémy y Giroud en el ataque francés. Nada cambió. El marcador se mantuvo sin goles hasta el final. Alegría para los galos a los que ya les espera Nigeria y lágrimas entre la multitudinaria hinchada ecuatoriana en Río de Janeiro.