1970 Accidente de la Universidad de Marshall, el día que el deporte se tiñó de luto

En la lluviosa noche del 14 de noviembre de 1970, se produjo  la mayor tragedia del deporte estadounidense, como fan que soy de esta Universidad, quiero dar a conocer los hechos acaecidos, pues por desgracia, en el deporte no todo es color de rosa, creo que también es bueno rendir homenaje a los caídos, a aquellos que no pudieron demostrar lo que valían porque la mala suerte les impidió vivir lo suficiente.

Los Thundering Herd venían de enfrentarse a Carolina del Norte, donde habían caído por un ajustado 17-14. Tras el partido, el equipo se trasladó al aeropuerto de Kinston, donde tomó el vuelo 932 de la compañía Southern Airways, (para más inri, cabe destacar que rara vez Marshall usaba este medio de transporte, pues la mayoría de desplazamientos eran cercanos e iban en buses). El aparato era un Douglas DC-9, con capacidad para 95 pasajeros, se embarcaron 75 personas, 5 miembros de la tripulación y 70 personas entre jugadores, cuerpo técnico y seguidores de Marshall; desgraciadamente, ninguna persona sobrevivió.

A las 7 y veintitrés minutos de la tarde, en medio de una intensa lluvia, el piloto estableció contacto con la torre de control para iniciar las maniobras de aterrizaje, se les indicó que comenzaran a descender a 5.000 pies, y que fueran cautelosos, pues el agua no era el único inconveniente, también había una densa niebla que dificultaba la maniobra.

A las 7 y treinta y cuatro, la tripulación del avión informa que acababan de pasar la radiobaliza exterior del aeropuerto de Tri-State, acto seguido reciben el ok para aterrizar en la pista 11. El aparato continuó con su descenso hasta los 1.240 pies, la altura exigida para el óptimo aterrizaje, pero a partir de aquí todo son dudas y conjeturas. En vez de mantener esa altura, el avión desciende trescientos pies más, probablemente los pilotos no fueran capaces de divisar la pista y se despistaron a la hora de vigilar la altitud, segundos después el avión impacta con los árboles que forman la colina cercana a la pista de aterrizaje, inmediatamente se incendia y estalla en medio de una tremenda bola de fuego que carboniza todo lo que pilla a su paso, el bosque queda completamente arrasado en una extensión de mil pies de largo, y el avión totalmente destrozado. En zonas queda literalmente reducido a polvo, y que decir de los pasajeros, tras las labores de recuperación de cadáveres, seis cuerpos fueron imposibles de identificar.

Año y medio después, la Junta Nacional de Seguridad de Transporte, emite el informe definitivo sobre los motivos del fatal suceso. La investigación arroja el resultado de que el accidente fue provocado por la baja altitud a la que volaba el avión, los motivos nunca pudieron ser comprobados, pero se arrojaban dos hipótesis; la primera era que debido a las deficientes condiciones meteorológicas, unido a que los pilotos no conocían el terreno, pues nunca había volado en esa zona, los pilotos creyeron que volaban a la altura reglamentaria cuando no era así. La segunda razón y en principio la más razonable, determina que debido a la intensa lluvia, el altímetro del aparato sufrió daños tras entrarle agua en la maquinaria, lo que provocó lecturas incorrectas por su parte, llevando a la confusión a la tripulación.

El 15 de noviembre de 1970 se celebró un multitudinario servicio por las víctimas en el Veterans Memorial Fieldhouse, con oraciones y minutos de silencio en homenaje a los caídos. Las clases, así como numerosos actos tanto deportivos como institucionales fueron suspendidos y pocos días después se celebró el funeral definitivo, en donde se procedió al entierro de las numerosas víctimas en el Cementerio de Spring Hill, algunas de ellas tuvieron que ser enterradas juntas, debido a la imposibilidad de identificar los restos con seguridad.

Este desgraciado suceso, no solo trajo consecuencias a nivel deportivo, la peor parte se la llevó la población de Huntington, en donde se sitúa esta Universidad, pues entre los fallecidos como antes mencioné no solo había deportistas, también viajaban varias de las personas más importantes de la ciudad, incluidos un Concejal y varios médicos. Setenta niños perdieron a alguno de sus padres y 18 de ellos quedaron huérfanos.

Obviamente, se procedió a la elaboración de numerosos monumentos en distintos puntos de la ciudad, pero quizás el más relevante es una fuente instalada en 1972 a la entrada del Centro de Estudiantes, la fuente cuenta con una placa conmemorativa en recuerdo a las víctimas, y en cada aniversario de la trágica fecha, la fuente se apaga y no es puesta en funcionamiento hasta la primavera siguiente.

En un primer momento se optó por la suspensión total del programa de football, por parte de los regidores del centro educativo, pues Marshall un año antes ya había sido expulsada de la Conferencia Mid-American, por graves infracciones a la hora de fichar jugadores, unido a este desastre, la decisión parecía lógica;  sin embargo, los aficionados y estudiantes, convencieron al máximo mandatario de la Universidad para que reconsiderara su postura y en tiempo récord, se inició una campaña de reclutamiento de jugadores. Jack Lengyel como nuevo entrenador y Red Dawson entrenador de receptores y que sobrevivió al accidente porque se quedó en Carolina tras el partido para tratar de reclutar a un jugador de la zona, lo que provocó que no cogiera el vuelo, se embarcaron en una loca carrera por obtener jugadores para la siguiente campaña, para ello se trajeron jugadores de cualquier deporte, como baloncesto, atletismo o soccer, la mayoría nunca había jugado a fútbol americano, a éstos se les unieron jugadores de instituto, los llamados «junior varsity» y los pocos jugadores que no habían viajado debido a que estaban lesionados o no había sido convocados.

En la campaña de 1971, Marshall ganó dos encuentros, algo considerado casi como un milagro dada la endeblez del equipo y la poca experiencia del mismo, en total el coach Lengyel alcanzó un global de 9-33 como entrenador del equipo, hasta que dejó el puesto a finales de 1974.

En el año 2006 se estrenó la película We are Marshall, protagonizada por Matthew McConaughey en el papel de Jack Lengyel y Matthew Fox en el papel de Red Dawson, otra de los papeles principales lo lleva a cabo Kate Mara, sin duda alguna a la hora de ser escogida para esta película, pesó el hecho de que Kate es descendiente de Tim Mara, fundador de los New York Giants y de Art Rooney, fundador de los Pittsburgh Steelers, no es raro verla en cualquiera de las dos canchas animando a ambos equipos, en especial en el estadio de Giants.

La película de género dramático como no podía ser de otra forma, narra los momentos iniciales al accidente y la posterior tragedia, así como la ciudad se unió para levantar el equipo e impedir su desaparición. Si no la habéis visto os la recomiendo, merece la pena verla.

Aquí finaliza mi pequeño homenaje como seguidor de los Thundering Herd, como somos una Universidad pequeña que compite en una Conferencia menor, no tenemos demasiado seguimiento mediático, y me consta que mucha gente desconoce este trágico suceso, desde aquí mi recuerdo para los familiares que perdieron a algún ser querido y a todas las personas que propiciaron que el equipo no se desintegrara y lucharon por mantener el programa en funcionamiento.