¿Tiempo de ventilar en los Chicago Bears?
En el carácter cíclico de la NFL encontrar el equilibrio, la estabilidad y la suerte necesaria para formar un proyecto ganador, es una quimera en la que muchos se han estrellado. Aquí no existen atajos como un mayor presupuesto, derechos de televisión ni otras cortapisas: en la NFL no hay clase media. Un año puedes ser plebeyo y al año siguiente, codearte con la clase alta de la liga o viceversa. Desarrollar un proyecto ganador, y con ganador no me refiero a lograr el campeonato sino a poder pretender ganarlo, te puede llevar años, sin tener por ello la menor garantía de éxito. Aquí no hay torneos secundarios con los que maquillar la temporada, aquí juegan 32 y fracasan 31.
Es por ello que en el deporte americano se habla más que en otros ámbitos deportivos del tan manido “proyecto”: que la temporada está siendo un fracaso… se contrata un nuevo staff para comenzar un nuevo “proyecto”, que le falta un poco para ser un equipo ganador… en el draft pulirán su “proyecto”, que a este HC no se puede echar…. porque acaba de comenzar su “proyecto”, etc… No soy muy amigo de los Power Rankings jornada a jornada porque me parece un poco absurdo, en una liga tan igualada, poner a una franquicia en el Olimpo por ganar un domingo y bajarla a los infiernos por perder a la semana siguiente; más útiles me parecen los standings, con la perspectiva distanciadora de lo hecho en los últimos años.
Sirva de ejemplo la situación de los Chicago Bears, en la que repartición de culpas entre gerencia y equipo ha abierto varios frentes de debate a los que se agarran los aficionados en busca de soluciones a la desastrosa situación de la franquicia. Lo más fácil sería cargar contra Cutler por la temporada que nos está regalando sin ver más allá de un equipo que se desmorona desde el punto de vista defensivo. Cierto que el QB acaba de firmar un contrato que echa sal sobre la herida, pero no se puede poner esto en el debe de Cutler, en todo caso en el Phil Emery o, en su defecto, en aquel que mantiene en su puesto al General Manager. La decisión de renovar a Cutler de larga duración ya fue en su momento un movimiento más que arriesgado. Opino que lo del pastizal es secundario porque, quieras o no, la decisión de pagarle más o menos a tu QB no afectará tanto al juego del equipo como la propia decisión de mantener a ese jugador al mando de la ofensiva. Lo que es Cutler lo sabemos todos, su actitud en el campo y lo trasmite en la banda también lo sabemos todos, lo que puede o no puede hacer también lo sabemos todos, y que esta temporada podía pegar un petardazo también se presentaba como una realidad más que posible. Ahora bien: ¿nos lo cargamos a final de temporada?, ¿un nuevo QB en el draft?, ¿no tocamos nada?… Una cosa está clara, los Bears están encadenados a Cutler, o mejor dicho a su contrato. Ahora bien, las cadenas se pueden romper aunque esto signifique que ambas partes salgan malheridas en el proceso.
La lógica lleva por tanto a desviar el tiro hacia la gerencia. Phil Emery ha sido quien ha renovado a Cutler, y esa decisión pesa demasiado. De nuevo, la opción más fácil sería empezar la limpieza por él. Que sea el único que abandone el barco, mejor dicho el “proyecto”, es ya otra cuestión. No paro de leer que Marc Trestman está en el punto de mira, cosa que no me sorprende viendo la política de tierra quemada que se ha instalado en la prensa de la ciudad. Esta decisión, aparte de precipitada, me parecería contraproducente. Cierto es que Trestman venía con la aureola de genio trabajando con QB y que los resultados con Cutler saltan a la vista, tampoco va en favor del HC un gameplan aburrido y previsible, pero empezar con un entrenador nuevo tal y como está el equipo, especialmente en defensa, sería cargarse el trabajo de dos años sin garantías de encontrar algo mejor en el mercado. Por lo tanto, ¿ha gastado Trestman muchas de sus balas? Sí. ¿Le deben dejar un margen, y por margen, al menos el año que viene? También.
Apartando el foco de los sospechosos habituales y analizando la trayectoria del equipo en los últimos años dos tendencias llaman la atención: la cantidad de talento que la ofensiva posee y se desaprovecha (del QB ya hemos hablado, y con eso parece claro donde veo el problema, desde un libreto de jugadas justito a un Cutler que no está a la altura) y la falta de renovación de la defensa. A estas alturas parece claro que el primero en desfilar fuera del Soldier Field va a ser Mel Tucker. No hay otro remedio. La defensa de los Bears (soy consciente de lo de las bajas) ha dado mucho lástima esta temporada, en especial, los hombres de la línea defensiva. La unidad necesita renovarse y eso lleva tiempo, un tiempo que los Bears no quieren esperar.
Y hasta cierto punto es entendible que la impaciencia recorra la franquicia viendo el arsenal de playmakers que se alinean en el ataque. Matt Forte se cuela (ya lo lleva haciendo años) en los jugadores con más yardas de recepción y carrera, la pareja de WRs puede discutirse si es la mejor de la liga pero del top 3 no baja, el TE tiene buenas manos en la Redzone… Lo dicho, armas suficientes para mejorar la imagen de un conjunto con un récord de 5-8 y colistas de división. Los números no parece que vayan a mejorar viendo el calendario que les queda y, sobre todo, tras la baja confirmada de Marshall para lo que queda de 2014. Un Marshall que recientemente se ha metido en un pequeño charco cuando al querer defender a Cutler ha reconocido que la franquicia debe tener remordimientos de haberle firmado tan suculenta renovación. Un poco más de madera para avivar la llama. Veremos a quien queman primero en la plaza pública.