Repaso a la ronda de Playoffs Divisionales
Así como llegó, se fue. El mejor fin de semana del año NFL no defraudó en cuanto a emoción contenida. Un cóctel bien mezclado de polémicas arbitrales, jugadas olvidadas en el fondo del reglamento y actuaciones individuales que ya se abren paso en el recuerdo. Mucho por recapitular en muy poco tiempo. Pero antes de viajar a las finales de Conferencia, conviene darle un repaso a los que nos dejó la segunda ronda de playoffs, esa que se suele llamar como semana de «Divisionales».
Baltimore Ravens 31 – New England Patriots 35
Los Patriots encontraron la manera de ganar un partido que Baltimore pudo terminar por la vía rápida e incluso ganar en la última jugada. Justo a la conclusión ya se hablaba de un encuentro épico, un Instant Classic automático rebautizado a la carrera en los medios americanos, en lo que a mí me pareció un primer plato más emocionante que otra cosa. Bill Belichick exprimió el playbook en un alarde de pillería (siempre desde la legalidad) y se aprovechó de la candidez de los Ravens para romper esquemas y sacar los colores al staff. Año Nuevo, misma rutina: los Patriots llegando, al menos, al partido por la Conferencia.
Por lo que respecta al partido, Flacco empezó la noche en plan estelar alargando la imagen mostrada en la semana anterior, lo que se tradujo en una madrugadora ventaja de dos anotaciones. Sin embargo, la ofensiva Raven se atascó en el momento propicio para que Brady y, sobre todo, Gronko redujeran la ventaja hasta ponerse por delante. El TE volvió a ser la válvula de escape de Brady dada la presión que la línea rival, que poco margen dejaba más allá del pase corto, más aún cuando el juego de carrera fue descartado por ineficaz. Dos momentos clave: el drive que John Harbaugh se ve obligado a parar por el desconcierto creado con la alineación como receptor de jugadores no elegibles para pase y, por otro lado, la trick play (ejecutada a la perfección) de Brady con Edelman decisiva para sumar un pase de TD, en un movimiento que cogió por sorpresa a todo los presentes en el Gillette Stadium.
Indianapolis Colts 24 – Denver Broncos 13
El momento ha llegado. Tenía que suceder tarde o temprano. Era inevitable. Pero…. ¿ha tenido que ser así: tan insípido, tan decadente, tan…, en definitiva, inevitable? La estrella de Peyton Manning se apaga, y para los que hemos aprendido a amar este deporte con él en el campo es un momento triste. Ya la semana pasada hablábamos que Manning ya no era un factor determinante en favor del equipo, al contrario, se podía convertir en un arma de autodestrucción y arrastrar a todos con él. No es momento de cebarse con Manning y dejar el partido de lado; ya habrá tiempo de hablar de Peyton, más si cabe, con la posibilidad de una retirada flotando en el aire.
Volviendo al campo, los Colts llegaron con la lección bien aprendida: controlar la carrera en la medida de lo posible y encargarse de los pases de la zona media-corta. Esta estrategia, empleada este año para estrangular al QB, dio el resultado esperado, obligando a Manning a abusar del pase largo, precisamente la táctica que pone más en evidencia la falta de fuerza de su brazo. Los balones del QB salían flotados y aterrizaban, por lo general, a tres-cinco yardas de las manos de los receptores a los que, ya de paso, tampoco se puede decir que tuvieran su mejor noche.
Luck tomó el mando del partido en el momento en que la ofensiva rival se atascó y llevó el partido de su mano sin excesivos alardes. Hasta Herron completó una actuación destacable, siendo como es un RB de reemplazo. Y eso que enfrente tenía a una defensa construida para meter presión en la línea, si bien, no fueron capaces de lucir en toda la noche el «pass rush» obligado para frenar a los Colts.
Apunte 1: Si Manning pone frente al proyecto fallido de los Broncos habrá que ver que pasa con las piezas defensivas veteranas que se embarcaron en su último viaje hacia el Lombardi.
Apunte 2: ¿Soy el único que cree que los Colts pueden ganar, no sé muy bien como, a los Patriots y luego caer como campeones contra los Seahawks en la Superbowl?
Carolina Panthers 17 – Seattle Seahawks 31
Durante la madrugada del sábado al domingo se jugó la primera de las eliminatorias con equipos NFC. Un partido marcado por la superioridad – previsible y confirmada – de los actuales y, muy posible, nuevos campeones. Se daba por hecho que la emoción duraría lo que la defensa de Seattle tardase en interceptar por primera vez a Cam Newton, y lo cierto es que la tendencia fue, más o menos, la prevista. Antes de eso, un recital de punts provocaron la rendición de no pocos espectadores (me incluyo entre los que sucumbimos en la segunda parte y tiramos de gamepass al día siguiente).
Los Panthers pusieron empeño mediante la carrera con Jonathan Stewart, ayudado por un Cam Newton lejos de su mejor estado físico. La falta de amenazas en el juego aéreo más allá de Olsen y del rookie Benjamin apenas molestaron la zona de anotación local más allá del descanso. Los Panthers cumplieron el guión: se sabían inferiores, intentaron dar guerra y bastante aguantaron.
Por su parte, no deja de ser admirable la capacidad de los Seahawks para mantener un ritmo creciente en cada uno de los partidos importantes. Sabiendo que sus fuerzas van más allá que la de sus rivales no les importa marcar un juego machacón que a ratos solo se ve sorprendidos por la innata capacidad de Russell Wilson para aparecer en los instantes clave. La defensiva muy bien; la secundaria mejor. Están de dulce, con la mirada puesta en Arizona, y afilando el hacha para darle a Rodgers una despedida de temporada adecuada para un MVP.
No me voy a ir al siguiente partido sin darle unas líneas a uno de mis jugadores favoritos cuya camiseta no me importaría lucir en breve, me estoy refiriendo a Earl Thomas III. Vale que no es el partido más vistoso del susodicho, más aún teniendo al lado a esa bestia con visor tintado llamada Kam Chancellor, pero reconozco que es una debilidad. Siempre bien colocado, en medio de placajes sin saber desde donde aparece, leyendo antes que nadie las intenciones de la ofensiva, distribuyendo a sus compañeros… en fin, un fenómeno cuyo único defecto es no llevar un Lion pintado en el casco.
Dallas Cowboys 21 – Green Bay Packers 26
Si algo merece ser recordado de este fin de semana, ese algo es la exhibición de Aaron Rodgers, o mejor dicho, la de medio Aaron Rodgers, teniendo en cuenta que no creo que estuviese, tirando por lo alto, ni al 50% de sus capacidad atléticas. Este partido por sí solo ya es merecimiento de MVP a toda la temporada. Un recital en toda regla teniendo en cuenta la movilidad nula de Rodger fuera del pocket y la poca actividad que los Packers pudieron dar Lacy fuera de los drives iniciales de cada parte.
Desgraciadamente, tan magna actuación ha quedado empañada por la polémica decisión de declarar incompleto el pase lanzado en el último minuto a Dez Bryant. Para empezar la decisión de jugársela a las bravas con un pase de tantas yardas ya me parece discutible. Sabiendo la gran posibilidad de que Murray se cobrara el primer down y que había tiempo en el reloj, yo no habría cantado esa jugada. Pero una vez hecho el pase ya está todo en manos de Bryant. Y Bryant deja caer el balón cuando intenta entrar en la Endzone. ¿Es down by contact?, no; ¿hay que aplicar la Calvin Johnson Rule?, tampoco. Guste o no, Dallas no ganó el partido. Como dije la semana pasada con los Lions, la culpa no es de los cebras. Dejarse arrastrar por teorías persecutorias solo lleva a quedarse con la sensación de que te han quitado la victoria de las manos en vez de reconocer que los otros se lo han merecido más.
De la final de Conferencia de la NFC solo pido que Rodgers no salga en camilla por el bien de la NFL, por lo demás, si los Seahawks no se llevan la victoria será a mí entender la sorpresa de la temporada. Ni que decir tiene que el que gane la NFC será el principal favorito en Arizona.